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Apenas una línea,

bordeante y sinuosa,

es la traza arabesca

de la Calle ,que demarca hiriente.

​

Parada obligatoria

del que entra a la ciudad,

como del que sale de ella;

orilla urbana desde aquí,

límite suburbano desde allá.

 

Una calle alfa

para el que viene llegando,

una calle omega

para el que se va alejando;

una calle que separa

tanto como la que une.

Arteria y cemento,

un camino tejido

por caminantes borrachos,

por duendes nocturnos

y multitud de vagabundos

que peregrinan día a día.

 

Una vena abierta

de la ciudad atascada

y un latente griterío

que vocifera necesidades,

en venta a bajo precio,

baratillos de contrabando.

 

Principio y fin

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